La Península Valdés es otro de los grandes clásicos de la Patagonia pero debo admitir que nunca me canso de visitarla. Aquí todo corresponde a la imagen de la Patagonia: desmedida, inmensa, salvaje.
Partiendo de Puerto Madryn, la Península Valdés: guarida de una abundante fauna, es un verdadero paraíso para los animales. La fauna marítima es claramente la mejor representada entre otros por delfines, leones de mar, lobos de mar, elefantes marinos, ballenas francas australes, orcas, focas y pingüinos Magallanes.
Observar las ballenas de Patagonia
No tengo miedo de decirlo, se trata del mejor lugar del mundo para observar las ballenas. Les garantizo que las verán de muy cerca. A bordo de un barco, pero también desde la playa del Doradillo por ejemplo. Las ballenas francas australes comienzan a llegar a la Península Valdés entre abril y junio y se quedarán hasta fines de diciembre.
El clima es fresco y árido; la península está cubierta de una rara vegetación. Alimenta una pobre fauna, característica de las llanuras patagónicas: maras, guanacos, zorros grises, zorrillos, varias especies de aves…
La Península Valdés goza de una situación climática particular: está protegida de las lluvias por la cordillera de los Andes, y beneficia de su entorno marino, de manera que su forma ha aumentado aun más la longitud de sus costas.
A primera vista, cuando uno entra, el ambiente parece estéril y muerto, pero las costas de la península atraen una cantidad inhabitual de especies de animales. Resulta de ellos una colección de ecosistemas que maravillan tanto a los turistas como a los científicos. Insisto también sobre el punto de que los animales son visibles y su cantidad es increíble. La zona está protegida y aquí los animales se sienten en seguridad.
La gran «estrella» de la Patagonia es claramente la ballena franca austral. Observarlas es impresionante, se podría casi tocarlas. Cada año en invierno estas ballenas pueden ser vistas durante la época de reproducción y de los partos. Su observación de volvió una de las mayores actividades turísticas del país. Es fácil observar desde la playa o de un barco, el desfile nupcial de los machos para obtener los favores de las hembras cortejadas.
La otra gran atracción de la Península Valdés, pero mucho más difícil a observar, es el fenómeno casi único en el mundo de ataques de orcas, que arriesgan su vida, tratando de cazar los bebes focas que dan sus primeros «pasos» en el agua. En 1999 la UNESCO ha incluido la Península Valdés en su lista de Patrimonio Natural de la Humanidad.