Polinesia Francesa al alcance de alas desde Chile
Se trata de una sugestión mía, extender el viaje un poco más lejos si usted dispone de tiempo y los medios para hacerlo. Durante un viaje a Chile, uno de los lugares que no puede perderse es la Isla de Pascua. Una vez llegado a esta isla, uno se encuentra a mitad de camino entre Chile y la Polinesia Francesa. Admita que continuar el viaje es tentador, sabiendo que la compañía chilena «Latam» llega a Tahití. Un vuelo desde Europa vía Santiago de Chile hacia Tahití es una buena opción, mejor que el paso vía Los Ángeles, donde los controles aduaneros pueden ser complicados. Todo esto para decir que la posibilidad existe, hacer un circuito en la Polinesia un pequeño paraíso del otro lado del mundo.
Las 118 islas de la Polinesia francesa repartidas en cinco archipiélagos, en una superficie de 4 millones de km², superficie tan grande como Europa, reflejan paisajes ricos y asombrosos; una cultura polinesia marcada por los bailes y cantos antiguos, el arte tradicional y culinario y un idioma cantante. Los polinesios han sabido conservar sus tradiciones y sus ritos ancestrales.
Cada isla de la Polinesia es diferente: Tahití y sus impresionantes macizos volcánicos, Moorea y sus valles llenos de plantaciones de ananás, Raiatea y Tahaa, las dos islas sagradas, Bora Bora la legendaria perla del Pacífico, Rangiroa, Tikehau, Manihi y Fakarava, islas bajas rodeadas por su anillo de corales y su laguna de aguas turquesas, Nuku Hiva y Hiva Oa, las guardianas de la cultura polinesia, Rurutu y Tubai mas al sur, en un entorno preservado propicio para la observación de ballenas.