El país se extiende a lo largo de 4.300 kilómetros, es decir la misma distancia que tomaría un viaje desde la capital de Noruega – Oslo, hasta los oasis del sur marroquí; Chile ofrece paisajes variados.
Chile, país de contrastes
La Cordillera de los Andes atraviesa todo el país con su majestuosa belleza y no esta nunca lejos. Así como también el Pacifico acompaña todo el territorio a lo largo de sus costas. Chile tiene la particularidad de ser un país angosto, únicamente de 80 kilómetros por momentos a 400 km de ancho entre la Cordillera de los Andes y el Océano Pacifico.
El territorio alberga también algunos volcanes y montañas entre las cuales se encuentran las más altas del planeta. Pasar del nivel del mar a más de 4.500 metros de altitud en tan cortas distancias, ofrecerá variedad de paisajes increíbles y vertiginosos.
Por lo tanto, Chile representa prácticamente todas las zonas climáticas y sorprende por su diversidad y por sus fuertes contrastes. El desierto más árido del mundo caracteriza el norte del país. Lo esperan formaciones rocosas y paisajes lunares.
La Isla de Chiloé, el corazón tradicional de Chile, es uno de los lugares más húmedos del mundo. El valle central está dominado por la metrópolis de Santiago pero posee un encanto típicamente mediterráneo. Valparaíso, «la Lisboa de América del Sur» y los viñedos que defienden la reputación del vino chileno, no se encuentran lejos de aquí.
El Sur de Chile impresiona, por un lado, por el verde intenso y la exuberante vegetación y en el extremo Sur, por el hielo eterno de sus glaciares. La Patagonia chilena se caracteriza también por tener un clima áspero. Esta región esta accidentada por miles de islas, fiordos, meandros que forman un verdadero laberinto que ha siempre sido percibido como un verdadero desafío para los exploradores. Aquí – allí para usted – al Sur de la Patagonia chilena, los tres reinos – vegetal, animal y mineral – han pactado en el pasado la resolución de potenciarse y no dejar de sorprender.
Un viaje a Chile
Chile, también son nombres que nos dan ganas de soñar y nos desatan una sed de descubrimiento. Ganas de viajar y seguir las huellas de los pioneros que han intentado todo por descubrir estas tierras. Punta Arenas, el estrecho de Magallanes, la carretera Austral, el macizo del Paine, Tierra del fuego, el desierto de Atacama, Valparaíso, son símbolos que todo viajero respeta.
Y además Chile es uno de los grandes enigmas de nuestro planeta: la tan misteriosa Isla de Pascua, acariciada por los vientos tibios del trópico, que alberga los Moai y sus secretos…
Chile es un país de bosques impenetrables y de volcanes, de lagunas coloridas, de campos de hielo y de planicies silenciosas, montañas de cobre, cascadas y fiordos, de hielo y de desierto. Un pedazo de tierra largo y angosto, «donde se termina el mundo» como dicen los indígenas Aymara. Es un destino de aventura y de descubrimiento que seduce a los amantes de la naturaleza y de los grandes espacios.
Hay un mundo entero entre los Aymaras que se ocupan de sus rebaños de alpacas y de llamas en el parque Lauca, enclavado entre Bolivia y Perú a mas de 4.500 metros de altitud y los últimos Patagones, habitantes de Puerto Williams a mas de 5.500 kilómetros por la carretera, ultimo gran pueblo austral al extremo sur de Tierra del Fuego. Chile es uno de los últimos refugios de nuestro planeta con una fauna y flora bien salvajes.
Finalmente, para los viajeros en búsqueda de lo exótico ¿por qué no embarcarse hacia un circuito en la isla de Robinson Crusoe?