Visitar Bolivia, para tener una idea más intima y humana de los Andes Centrales. En el corazón del inmenso Altiplano, con prominentes altitudes (3.600 metros promedio) vive la población más indígena de América del sur, deambulando entre los volcanes y los desiertos con sus rebaños de llamas y alpacas.
Bolivia es la joya de América del Sur
Cada comunidad es diferente, con sus costumbres, música y arte propios. Es también esta infinita soledad en la cual el hombre no parece ya tener lugar, la increíble paleta de colores minerales…
Todas las manifestaciones volcánicas (volcanes enormes, géiseres, campos de lava), los lagos salados blancos, azules, verdes, amarillos, rojos y la gran altitud a la cual se han adaptado la flora, la fauna y el hombre, de manera extraña. Una región verdaderamente excepcional de nuestro planeta. Junto a esto, le propongo visitar si tiene suficiente tiempo, las ciudades de Potosí y de Sucre.
A menudo comparado al Tíbet, la provincia de Sur Lípez, se sitúa sobre el Altiplano boliviano a una altitud de 4.000 metros. Del otro lado de la cordillera, el desierto de Atacama, más bajo, es aun más árido. Desiertos incomparables con sus inmensos salares, de los cuales el salar de Uyuni es el más alto y más grande del mundo (12.000 km²); rodeados de volcanes apagados o no, de lagunas multicolores con una fauna acuática excepcional, fumarolas, solfataras, géiseres todas evidencias del vulcanismo de la región.
Durante 4 siglos, Potosí fue el ombligo de la España colonial como Cuzco, (durante un siglo) el del Imperio Inca. Durante su apogeo, Potosí era un paraíso de placeres y lujos desmedidos, entre 1545 y 1802, la producción alcanzó 40 000 toneladas de plata. Hoy es posible visitar las minas. Potosí es una ciudad que parece relegada muy lejos en el tiempo. Uno de los aspectos más encantadores de la ciudad son sus paseos sobre los balcones de madera, a lo largo de las calles empedradas, bordeadas por muros de colores claros. En 1987 la UNESCO otorga a Potosí el titulo de Patrimonio de la Humanidad.
Sucre, joya de arte barroco y del Renacimiento, es las más europea de las ciudades bolivianas y sin duda una de las más bellas de América Latina. Desde el punto de vista arquitectónico, Sucre ha quedado congelada en la postal del siglo 19, lo cual alimenta su encanto. Se considera Sucre como la ciudad más bella de Bolivia.